Un sapo que aunque no venga a buscarme en su caballo blanco... cuando caminemos juntos me tome de las manos y me sostenga cuando tenga miedo. Que cuando no tenga palabras de amor que dedicarle... logre sacarme una a una aquellas que todavía no le dije jamás...
Un sapo que aunque no tenga dinero, en su voz y en su voluntad me llenen y me satisfagan de las cosas no materiales que yo necesito para ser feliz. Aquellas cosas y aquellos instantes con los que pueda vivir sin necesidad de pedir nada más.
Un sapo que cuando me acaricie, me dé su corazón y que en cada latido me entregue su cariño, su respeto y sus ganas de compartir su vida conmigo. Que cuando me abrace me regale el mundo, porque se sienta dueño de todo lo que es y lo que le rodea, que me aleje de la soledad, que me impulse a despertarme todas las mañanas.
Un sapo azul que más que castillos, que oro y que súbditos, se mantenga firme en sus ideales, que gane mi respeto y mi admiración por su integridad, por su trabajo, porque aunque le tenga miedo, sepa enfrentarse a aquello que lo haga crecer.
Un sapo azul, amoroso. Un sapo azul, respetuoso. Un sapo azul que me quiera por lo que soy y a quien yo admire por lo que es. Un sapo azul que todos los días gane mi amor y que todas las noches luche por ser el hombre de mi vida.
Un sapo azul que me acepte. Un sapo azul a quien yo acepte por lo que representa para mí. Un sapo azul lleno de fortaleza y de deseos de salir adelante. Un sapo azul tan azul que al mirarle a los ojos yo sienta que estoy en el cielo.
Un sapo azul... no quiero un príncipe... quiero un sapo!
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