domingo, 23 de noviembre de 2014

En nombre de mi PADRE

Palabras que describan todo el amor que siento por vos, no existen. Todas se quedan cortas para expresar lo inmenso que es este sentimiento. Sé que vos me amás tanto como yo. En cada una de las cosas que compartimos, vos me demostraste siempre cuanto me querés… en las serenatas, al ir juntos al super, al juntarme las tapitas… al aprender cosas para comunicarte conmigo.

El día que recibí tu primer mensaje, me llené de felicidad… no hubo un día en que no te pensara y le pidiera a Jesús que te tuviera dentro de su corazón, para que nos encontráramos de nuevo y compartiéramos tiempo juntos… tomando tereré, leyendo el diario o conversando.

A veces nos enojábamos… yo sé… ambos tenemos “un caractercito”… pero nos entendemos tanto! Yo sé que vos me respetás como hija, como mujer, como persona… que celebrás todos mis triunfos… que me mimás… y que me levantás cuando me equivoco.

Sos ejemplo de trabajo, esfuerzo, dedicación y honradez. Ahora entiendo muchas cosas que en su momento me confundían mucho. Ahora entiendo que todo lo que hacías, tenía un mensaje para que aprendiéramos lo importante de salir adelante por nuestros propios medios. Espero estar a la altura de tus parámetros, para que siempre estés orgulloso de mí.

Nunca dudé de tu cariño, pero ahora reconfirmé lo grande y bendito que es. Te agradezco con todo mi corazón que me hayas esperado y el compromiso que ahora nos une, es muy grande e importante. Haré todo para honrarte, porque es lo justo, es lo que te merecés.

Hasta el último minuto hiciste tu berrinche… yo sé. Nada nunca te detuvo… tu ímpetu y tu terquedad… te construyeron, para que seas lo que fuiste, un hombre íntegro e independiente… como te gustaba.

Físicamente no estarás con nosotros. Vas a usar otras maneras para manifestarte… yo sé. Y escucharemos tu opinión, quizás en el viento, en una canción, en una señal… y serás respetado, como siempre te respetamos.

La puntada en mi pecho estará presente todo el tiempo. Voy a aprender a vivir con esto. Voy a aceptar lo que pasó… y todos los días, en las cosas que haga… vas a estar presente. Tu espacio es demasiado grande… es un vacío inentendible.

Ahora el mburukuja tiene un nuevo significado. Las naranjas van a ser más dulces.

Voy a aprender a vivir con tu ausencia. No sé cómo, pero aprenderé. Voy a salir adelante y voy a brillar, por vos, PAPI, porque es lo que te merecés. Quiero que estés contento. Sé que me vas a acompañar en todo lo que haga. Que me vas a cuidar y que me bendecís, desde donde estás… seguro que al lado de Jesús.

Te amo, todo en la vida, PAPI. Te extraño y te bendigo.

Gracias por todo!!!

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