domingo, 2 de febrero de 2014

Empezar de nuevo, aunque duela

Dejé de sentir tantas cosas en un minuto. Intenté dejar atrás el rencor y la ira, pero no pude. Quise mantener la calma y no lastimarme a mí misma, porque es eso al final lo que importaba… pero no pude.

Quise ser fuerte y tener la frente en alto, demostrar que soy una mujer integra… pero no pude. Soy solamente una nena caprichosa y… con miedo, mucho miedo.

Entregué mi corazón y aunque siempre dije “que yo sabía todo de la situación”, no puedo negar que me duele y mucho.

No soporté más y me lancé, mis impulsos pudieron más que la cordura y aunque sé que estuvo mal, no puedo negar que es lo que necesitaba. Es raro, verdad? Es enfermizo, verdad? Las consecuencias, vendrán a mí, alguna vez?

No niego que creo que es lo que te merecías… porque si bien es cierto, “no me hiciste ningún daño físico”, el daño emocional está… y duele. Ya no sé si lo que siento ahora mismo es dolor, compasión, miedo… pero de lo que estoy segura, es que esto “ya no es amor”.

No lo fue nunca tampoco. Sé que duele y que decepciona. Sé que fui más allá de lo que debí… pero dentro de todo… alguna vez pensaste en lo que podía estar lastimándome tu comportamiento?

Me excedí. Lo sé.

No busco disculpas, porque no las hay. Y en caso que las hubiera, serian simplemente para volver a empezar… y este círculo vicioso… debe llegar a su fin.

No espero comprensión. Porque no la necesito. Simplemente hay que empezar de nuevo, curar el corazón malherido y entender que a veces nos equivocamos y volcamos nuestras esperanzas en alguien que no tiene la capacidad de empatizar y enfrentar el amor.

Fue así. Simplemente. Un amor furioso, impetuoso. Lleno de energía y mucha pasión. Fue un amor que quiso ser feliz… y se golpeó mil veces con una realidad que no aceptó y que por más que buscó razones para seguir amando, solo fue violentado, engañado y burlado.

Este fue un amor lleno de amor. Un amor como los que sienten quienes estamos convencidas de que hay que buscar ser felices… y que la felicidad significa mucho más que lo material. Este fue un amor real, un amor que quiso ser correspondido a toda costa y que en esa lucha, cayó de rodillas, una y otra vez.

Este amor, fue un amor lindo, un amor “unidireccional”. No importa si este amor no fue correspondido. Fue un amor de verdad… y como tal… se está limpiando la sangre, secando las lágrimas… para empezar de nuevo… aunque duela.

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