viernes, 22 de enero de 2010

Duendes

En noches como esta, una a una aparecen las estrellas llorando tu nombre. Una a una todas se alinean para recitarte las más dulces poesías tratando de enamorar a tu corazón pálido y frío.

La noche cómplice de las culpas, mientras las estrellas lloran, ríe tímidamente al ver que nada te toca, nada te ablanda, nada te emociona.

Cómo es posible que tu corazón se haya convertido en piedra? cómo es posible que las lágrimas no laven tu aspereza y dejen brillar tu paciencia?

Las palabras no te convencen y los duendes, todos te esperan. Vienen lentamente caminando a robarte un beso, un quizás, una canción. Los duendes con palas y asadas cavan la tumba de mi amor.

Las nubes se fueron. Los truenos avisan que llega el diluvio de todos mis sentimientos. Cómo hago para no partir? cómo hago para no sentir rencor? cómo hago para perdonar?

El llanto de las estrellas no conmueve el ambiente. Puede ser que la madrugada, con su oscuro rostro nos envuelva y seamos uno solo, como fuimos antes.

La lluvia llegó. El fétido olor de la tierra muerta me envenena. Los duendes se escoden... han cumplido su trabajo. El amor se fue. El amor se murió. El amor se enterró.

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